domingo, 25 de octubre de 2009

Y Marga ha vuelto

Es sorprenderte de lo que te enteras en un día cualquiera. De que tu prima segunda por parte de padre tiene un hijo, de que una chica que conocías en el colegio sale por la tele, de que el padre de la peluquera de tu madre ingresó en un psiquiátrico y también de que tu mejor amiga volvió de Italia hará una semana.

Si, Marga volvió de Italia i me estoy empezando a sentir culpable por no haberla llamada en toda esta semana. Es injusto! No tendría que sentirse mal ella por no haberme avisado de su regreso? Ni una mísera visita, ni una triste llamada.

–Tú no me has llamado.

Jo no acabo de volver de Italia! Además, he tenido una mala semana.

–Ya te tocaba llamarme tu a mi no?

Porque la estuve llamando a menudo y ella nunca hacia lo mismo.

Me alegro de que el ordenador me vuelva a funcionar para poder quejarme en mi pequeño rincón de la red.

Espero que no piense que ahora todo será normal... solo faltaría que se volviera a ir y decidiera intentar “deshacerse de su pasado” y por tanto, de mí.

Siempre en tu mente

Coraline

miércoles, 14 de octubre de 2009

¿Porque se caen las cosas?

No logro entender cual es el mecanismo que hace que todo salga estudiadamente mal a propósito. ¿Quien dijo que un escalón ha de interponerse en mi camino justo cuando me llaman y tengo que girar la cabeza? ¿Y quien dijo que la gravedad tenia que aplicar-se con estricto método a los líquidos?

Me pregunto: ¿Porque se caen las cosas?

Ahora no me vengáis con teorías científicas sobre la gravedad, porque no me refiero a eso. Me refiero a: ¿Quién decide que mi café se tenga que caer sobre mi mesa de trabajo?

Explicaré los hechos.

Esta mañana me he despertado más cansada de lo habitual porque ayer me quedé mirando la tele hasta muy tarde. Eso no hubiera importado en absoluto si no me hubiera dormido, pero sí, me he dormido y me he dado cuenta una vez estaba ya vestida de que no me daba tiempo de hacerme una cafetera.

“No importa” he pensado somnolienta.

No, no importaba (en teoría) porque (en teoría), tenia café de polvos.

Pero he abierto el armario y he empezado a buscar y a buscar y a buscar más. Así me he pasado más tiempo del recomendado para no llegar tarde. He mirado el reloj de la cocina y me he dado cuenta que debería haber salido cinco minutos antes.

Así que he desistido. He salido i he empezado a andar por la calle como un zombie sin rumbo, dirigiéndome a mi acogedor lugar de trabajo.

Se me ha encendido la lucecita a los dos minutos:

“Compra café, Coraline”

Era la solución perfecta, solo tenia que comprar un café para llevar y todo seria maravilloso.

He entrado en una cafetería (una de las mejores, que no la mejor) y me he plantado delante de la barra. Después de cinco minutos esperando, con la chica diciéndome:

–Hace cinco minutos esto estaba vacío. En un momento acabo.

Me he dado cuenta que no iba a terminar en quince minutos así que he salido, porque, llegaba muy tarde. Justo antes de llegar una cafetería se ha iluminado a mi paso. Nunca me había fijado en ella, pero es muy mona. Esta justo al lado de mi trabajo, no da miedo, solo necesitaría entrar i comprar el café. De hecho, lo he hecho.

He dado dos sorbitos. Estaba delicioso. No me podía creer que al fin tuviera mi café.

He decidido entrar, sentarme en mi mesa i tomármelo con tranquilidad i no de pie o mientras subía las escaleras. Así que esos dos sorbitos se han quedado solos.

He subido las escaleras, he abierto la puerta. He saludado a María a Martín i he visto la figura de Héctor en pie en su despacho a través del cristal translucido. He dejado el café sobre la mesa, me he quitado la chaqueta i me he dispuesto a colocarla sobre el respaldo de la silla. En ese momento han pasado dos cosas, a la vez. La chaqueta se ha caído y el teléfono ha sonado. He cogido el teléfono con una mano y con la otra el café para empezar a dar sorbitos. Pero no había nadie al teléfono. Lo he colgado i me he agachado para coger la chaqueta. He oído de lejos la puerta de Héctor abriéndose i mientras me levantaba… La colisión ha sido espectacular. El café ha volado por los aires Héctor casi no se movía i me miraba interrogante i yo me encogía para no sufrir otro golpe. El café finalmente ha caído encima de la mesa. Dejándonos a Héctor i a mi ( no se como) limpios.

–Lo siento –ha dicho él secamente, apartandose, dejándome roja de ira.

Ahora os pregunto: Porque ayer hacían ese programa en la tele que me hizo estar despierta i por tanto ha hecho que esta mañana me quedara dormida y por tanto que no pudiera hacerme café de maquina, además quien decidió que hoy no tendría café de polvos, que la cafetería de al lado de mi casa estaría llena (si lo hubiera comprado allí me lo hubiera tomado en el camino), que alguien (no identificado) llamara en el momento que se me caía la chaqueta que Héctor no saliera mientras yo hablaba por teléfono, sino cuando me levantaba i que ha pasado para que yo tuviera el café en la mano justo encima de mi mesa?

¿La fuerza del destino? ¿Un montón de casualidades? ¿O alguien que se divierte fastidiando?





Siempre en tu mente

Coraline

lunes, 12 de octubre de 2009

Paseando en la oscuridad

Hoy es lunes y no tengo nada que hacer aparte de vaguear. Aun así hoy, no se por qué extraño motivo, me he levantado temprano (muy temprano). La luz del sol apenas se insinuaba por detrás de los altos edificios de Barcelona, cosa de la que yo no me he dado cuenta. No sabía qué hora era y las persianas estaban bajadas. Pensaba que me había levantado como una persona normal.

Entonces es cuando he decidido salir a pasear y a desayunar. Al pisar la calle me ha recorrido un escalofrío, la calle estaba desierta y las farolas aún estaban encendidas. En ese momento he sacado el móvil y he comprobado horrorizada que era demasiado temprano para cualquier persona con alma y más en un día festivo como el de hoy.

Así que he empezado a andar para entrar en calor. Iba andando hacia ninguna parte, esperando que llegará una hora razonable para ir a tomarme mi capuchino de la mañana en la mejor cafetería del mundo.

He visto como ha empezado a salir la gente, no he mirado la hora en ningún momento pero sabia que el tiempo iba pasando. Primero ha salido el footing a la calle, casi todos a la vez acompañados de algún coche. He pensado que se tiene que tener mucho valor para hacer footing en Barcelona, sobretodo en una zona tan urbana. Luego han salido los abuelos a comprar el periódico y luego los no tan abuelos a hacer lo mismo. Han llegado poco después los que iban a comprar el pan para el desayuno y finalmente aquellos que iban con los niños a pasear.

En ese momento el sol ya había salido por completo i me he quitado la chaqueta. He pensado en mi capuchino y he recordado los instantes en los que he paseado casi por completo sola por Barcelona (no es algo que se pueda decir a menudo).




Siempre en tu mente
Coraline

domingo, 11 de octubre de 2009

Afonia mental

Mañana es fiesta y ya he empezado a estar desocupada. Mi madre quiere que comamos juntas, que vayamos a ver a mi hermana:

–Al menos una vez al año –dice ella.

Pero ya la vemos una vez al año, por navidad. Para que pueda ver a mis preciosos sobrinitos i para que mi queridísima hermana pueda insultarme de forma disimulada por no estar casada, no tener hijos, por tener una casa pequeña, un trabajo del que apenas puedo hablar y lo peor es que mi madre le da cuerda para que siga con sus ofensivas palabras. Por eso evito ver a mi hermanita y evito ver a mi madre. Cuando se darán cuenta de que vivo exactamente como quiero vivir? Vale, no soy la persona más afortunada del mundo. Pero prefiero eso a no tener nada más que hacer que criticar la productiva vida de los demás.

No iré a verla porque estoy cansada y cuando estoy cansada no tengo voz para responder. Simplemente la llamaré por teléfono y le diré:

–Mamá quiere que comamos mañana juntas, con los niños, yo no quiero venir.

Me da miedo marcar el teléfono y soltarle esas palabras, no porque no tenga ganas sino porque empezará a criticarme con cualquier pretexto. Aún así espero ser tan clara con ella como me lo permitan mis ánimos.




Siempre en tu mente

Coraline

martes, 6 de octubre de 2009

Post-its

Quien quiere una libreta cuando tiene un post-it? Nadie! Lo aprendí en la recepción de María ayer y decidí instantáneamente apuntarme al carro. Fui a comprar post-its por la tarde con la intención de llenar mi cubículo de papelitos de colores que alegraran y organizaran mi vida.

He llegado esta mañana con toda la alegría, estaba ansiosa por sacar los papelitos de sus plásticos correspondientes y empezar a escribir y pegar, escribir y pegar, escribir y pegar.

He decidido abrir primero los post-its amarillos, los más típicos, los de toda la vida, de marca. Entonces he cogido un boli negro para que la nota resaltara más y... simplemente no he sabido que escribir. Se puede saber qué es lo que tengo que hacer o recordar? No es como una memoria fosforito que se pega para que no olvides nada? He mirado a mi alrededor frustrada y he anotado sin pensar:

Llamar a mi madre.

Qué? Porqué he escrito eso?

He arrugado el papel de color chillón i he abierto los de color azul que me dan más buenas vibraciones. I he escrito: Comprar chocolate.

He mirado el papelito, he leído la auto nota, la he vuelto a leer buscando errores o inconveniencias. Nada.

Lo he despegado del montón y... lo he pegado junto a una foto de un paraguas rojo. Precioso!! Y ahora recordaré que esta mañana me apetecía chocolate pero que no lo he comprado porque al salir del trabajo, solo cruzar la puerta, se me ha olvidado.



Siempre en tu mente

Coraline

domingo, 4 de octubre de 2009

Andas como un pato

Para explicar lo que quiero explicar hoy tengo que situaros dos años atrás en el tiempo. Durante un seguimiento que hacíamos Héctor y yo cuando apenas sabía de su manera de ser e intentaba ser... como soy con el resto de gente.

Héctor y yo estábamos siguiendo a un hombre joven, bastante guapo la verdad. Yo hacía fotos a cada momento y observaba la forma de trabajar de Héctor para empaparme del espíritu del trabajo. Llegamos andando y pasando desapercibidos hasta una estación en la que el monísimo objetivo se encontró con una mujer, joven, muy elegante. La verdad es que sentí una punzada de envidia y no hice las fotos de la misma manera. Cuando el hombre subió a un taxi, yo le hice una foto a la matrícula, Héctor se acercó a mí.

–Creo que ya hemos terminado. Te has fijado en la mujer?

Supongo a que se refería a ella de un modo puramente... de investigador... pero aun tenía ese punto de celos y dije (cosa que no habría hecho ahora por nada):

–Anda como un pato.

Cuando evidentemente no caminaba como un pato. Era elegante, perfecta, él seguro que se habría dado cuenta.

En lugar de decir nada de eso me miró, como intentando comprender, sin sonreír y apartando la mirada, sumiéndose en sus pensamientos, supongo.


Bueno, pues ayer llegué andando al trabajo, antes de entrar levanté la cabeza y vi que Héctor me estaba observando desde el balcón, le saludé levantando un poco la mano pero él no se movió.

Subí las escaleras pensando en porque me estaría mirando, conteniendo un escalofrío. Al llegar arriba María me saludo, Martín levantó la cabeza y encontré a Héctor aun en el balcón pero girado hacia mí.

–Buenos días. Me estabas observando? –pregunté sin saber muy bien porqué, nerviosa por la extraña situación.

–Andas como un pato –dijo con seriedad.

Yo creo que me puse rojísima. El no estaba sonriendo, me miró severamente y volvió su vista al exterior. Yo me giré bruscamente a sentarme en mi cubículo. Aun estoy pensando en si fue un cumplido o un insulto. Realmente se estaba refiriendo a ese día de hace dos años?




Siempre en tu mente
Coraline